Los ojos son órganos sumamente escenciales y complejos, pero a la vez delicados, los cuales pueden sufrir un gran número de padecimientos y enfermedades a consecuencia de infecciones, virus, golpes o inclusive por fallas en glándulas, nervios y músculos en su alrededor, como lo es el caso de los ojos saltones.
Esta condición, también conocida como exoftalmia, se trata de una de las más notorias, pues a simple vista se puede apreciar un ojo más grande o promiente de las órbitas oculares, lo que también puede causar dolores, irritación y dificultad en la visión que debe ser atendido inmediatamente por un médico profesional.
Los ojos saltones o exoftalmia se trata de la propulsión del globo ocular, de forma notable, de la cavidad donde este se encuentra. También es conocida como proptosis, protrusio bulbi u oftalmoptosis.
La exoftalmia no es una enfermedad en sí misma, ya que se trata de un cuadro patológico que es síntoma de diversas infecciones que pueden estar causadas por el mismo patógeno en algunos casos, y en otros no.
La protrusión a veces causa otros síntomas. Los ojos pueden estar secos e irritados (lo que provoca lagrimeo), porque el abultamiento puede impedir que los párpados se cierren correctamente. Además, es posible que los afectados parpadeen con menor frecuencia, o puede parecer que estén mirando fijamente. Dependiendo de la causa del abultamiento, las personas pueden tener otros síntomas tales como visión doble o dificultad para enfocar objetos.
La causa más habitual en adultos es la enfermedad de Graves, que provoca la hinchazón del tejido situado detrás y alrededor del ojo, lo que empuja el globo ocular hacia delante. En los niños, la causa más común es una infección.
Las causas más comunes son:
La enfermedad de Graves es un trastorno del sistema inmunitario que da lugar a la sobreproducción de hormonas tiroideas, que puede afectar a la órbita y al globo ocular y dar lugar a lo que conocemos como oftalmopatía tiroidea.
Se suele producir un aumento de volumen de los músculos extraoculares y grasa orbitaria que provocan exoftalmos u ojos saltones, visión doble, protusión de las bolsas a nivel de los párpados y también se puede ver afectado el párpado superior, elevándose más de lo normal (retracción palpebral) siendo un signo característico de la enfermedad.
La oftalmopatía u orbitopatía tiroidea cursa con un periodo inflamatorio que puede durar entre 3 y 18 meses, durante el cual los pacientes experimentan la mayoría de los cambios descritos. Tras este periodo inflamatorio, la enfermedad llega a una fase estable en la cual los pacientes ya no sufren más cambios.
Los ojos prominentes pueden ser un rasgo familiar. Sin embargo, los ojos prominentes no es lo mismo que ojos saltones. Estos deben ser revisados por un proveedor de atención médica.
La protrusión de un solo ojo, en especial en un niño, puede ser un signo muy serio. Debe ser evaluado de inmediato.
En las personas con ojos saltones, ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Entre estos factores se incluyen los siguientes:
Las personas con signos de alarma deben acudir al médico tan pronto como sea posible, al igual que aquellos con un abultamiento que se haya desarrollado en unos cuantos días o menos. Las personas sin signos de alarma deben ver a un médico cuando sea posible, pero es poco probable que un retraso de aproximadamente 1 semana sea perjudicial.
En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a menudo sugieren la causa del abultamiento ocular y las pruebas que pueden ser necesarias.
El tratamiento está dirigido a la causa que la ha originado. Por ejemplo: cuando la causa es el hipertiroidismo, es necesario que el paciente acuda al endocrino, quien indicará el tratamiento adecuado para este padecimiento.
Cuando se trata de procesos inflamatorios inespecíficos, es posible que sea necesario tratarlos con corticoesteroides. Si la causa es una infección, esta debe manejarse con antibióticos y, en casos de fractura, es necesario reducir ésta.
Cuando está originada por neoplasias benignas, es necesario extirparlas, los tumores malignos pueden hacer que sea obligatoria una excentración de la órbita.
El cirujano puede ofrecer la rehabilitación quirúrgica para corregir los cambios que ha producido la enfermedad a nivel de los ojos y acercar al paciente al mismo aspecto físico que presentaba antes de sufrir dicha enfermedad.
La rehabilitación quirúrgica se realiza habitualmente por pasos, que son necesarios o no, según el grado de afectación del paciente: