Es común que muchas personas piensen que los problemas de la vista o asociados con el sentido de la vista sean únicamente corregidos con gafas, lentes o por medio de alguna cirugía, como las modernas cirugías láser del ojo o de lentes intraoculares. Sin embargo esto no es del todo cierto, ya que como sucede con otras partes del cuerpo, nuestro ojo se puede entrenar, adaptar y rehabilitar para recuperarse de un padecimiento o lesión (siempre que esto no sea grave).
Estas técnicas se denominan como terapia visual o terapia de la vista, la cual es empleada tanto para mejorar la agudeza de nuestros ojos como para la recuperación de lesiones o para otro tipo de tratamientos neurofisiológicos.
La terapia visual como tal es un plan de ejercicios visuales/oculares personalizados para cada paciente y caso clínico, donde se realiza una estimulación neurofisiológica que nos permite desarrollar, mejorar e integrar las capacidades visuales.
Esta serie de actividades y ejercicios específicos están pensados para corregir problemas de la vista. La terapia visual tiene como fin obtener una visión simple, nítida, confortable y eficaz que nos permita desarrollar nuestra actividades cotidianas con normalidad y llevar una buena calidad de vida.
Por ello, en Quitateloslentes.com, como embajadores de la salud visual sin la necesidad del uso de anteojos o lentes de contacto, te contamos todo lo que necesitas conocer acerca de la terapia de la vista y cómo te puede ayudar a mejorar tu rendimiento visual.
La terapia de la vista o de los ojos, consiste en una serie de ejercicios visuales y oculares que son personalizados por un experto, los cuales se realizan con una estimulación neurofisiológica que ayuda a mejorar el rendimiento de las habilidades visuales y pueden ayudar a mejorar la concentración y el desarrollo cognitivo de la persona.
El objetivo de estos ejercicios de terapia visual, es mejorar en lo posible los problemas de visión que no se pueden tratar con gafas. Estos son: problemas de coordinación visual, ambliopía, estrabismo y retrasos en el aprendizaje derivados de la dificultad en la lectoescritura provocada por estas condiciones.
Para el éxito de la terapia, se suele programar una rutina diaria de ejercicios visuales que el paciente deberá realizar en casa y también en consultas con su especialista. Cada rutina se completa con unos 15 o 20 minutos.
Muchas personas suelen pensar que este tipo de tratamientos sólo son para niños de edad temprana, aunque lo cierto es que no hay edad para la terapia visual. Si bien es muy adecuada en edades tempranas de los infantes para fomentar un correcto desarrollo visual y cognitivo, sobre todo para el aprendizaje, en la edad adulta también se pueden mejorar habilidades en problemas visuales o tratar alteraciones de acomodación, convergencia y motilidad.
Cuando una persona tiene determinados síntomas que no se pueden corregir mediante el uso de gafas y no existe una causa orgánica de tipo oftalmológico que se pueda tratar de otro modo, existen una serie de ejercicios visuales que pueden ayudar a resolverlos.
Los problemas visuales generalmente se tratan con terapias visuales, son:
Existe una gran cantidad de ejercicios que se realizan en la terapia visual, los cuales deben ser enseñados y supervisados por un profesional para que posteriormente el paciente tenga la capacidad de realizarlos por él mismo, o en el caso de niños, que se realice con la ayuda de un adulto.
Algunos ejemplos de estos ejercicios de la terapia de la vista son:
Hacer girar los ojos en círculos siguiendo un estímulo, como la punta de un lápiz, hacia la derecha durante unos 5 segundos y después haciendo lo mismo girando los ojos hacia la izquierda. Con este ejercicio podemos mejorar la fijación y la motilidad de los ojos.
Para realizar este ejercicio ocular se necesitan a dos personas una enfrente de la otra, el paciente debe mantener la fijación en los ojos de la otra persona que se colocará delante de ella con los brazos estirados y debe contar cuántos dedos se le muestran sin necesidad de mover los ojos ni la cabeza. Entrenar la visión periférica ayuda a mejorar la visión en deportes de equipo dinámicos y la fluidez en la lectura al tener una visión más generalizada del campo visual que percibimos.
Ayuda a mejorar el seguimiento de los ojos realizando laberintos y siguiéndolos sólo con nuestros ojos o realizando movimientos sacádicos con el ejercicio del reloj de manera aleatoria. De esta manera, una mejora de ambos movimientos nos proporcionará un mayor rendimiento de los movimientos oculares y por ello, una mejora durante la lectura de textos.
Este ejercicio se realiza con un estímulo enfrente de nuestros ojos cercano y un objeto lejano o carta de letras, realizaremos cambios de enfoque de lejos a cerca viendo siempre nítido y lo más rápido posible. Haciendo esto durante 2 minutos diarios, podremos mejorar la flexibilidad o rapidez acomodativa.
Se necesita tomar un lápiz y estiramos el brazo, lo acercamos poco a poco hacia nuestra nariz intentando ver una sola punta, sin llegar a ver doble. A medida que trabajemos este ejercicio y consigamos acercar más el lápiz a nuestra nariz, iremos mejorando la capacidad de convergencia de nuestros ojos, necesaria para realizar tareas prolongadas en visión próxima.
Se debe intentar decir los colores lo más rápido posible, evitando leer las palabras. Este es un ejercicio que ayuda a mejorar la atención y la concentración sobre todo en los niños.
El 80 % de la información que recibimos a lo largo del día es a través del sistema visual, por lo que cuando miramos algo no solamente vemos con nuestros ojos, sino que inspeccionamos, distinguimos, identificamos e interpretamos todo como parte del sistema visual.
En el modo de vida actual, la información y del conocimiento, los avances a ritmo acelerado de las tecnologías de la información y la comunicación están transformando las vías tradicionales de aprendizaje y comunicación. Ha aumentado la visión de cerca no solo en adultos, sino también en niños desde edades tempranas, y este mal uso del sistema visual lleva al estrés de la visión, que provoca incomodidad al realizar esfuerzos visuales.
Es sobre todo común que los niños no suelan quejarse, y es la maestra o padres quien lo notan primero, pues es habitual que presenten dificultades que se manifiestan en un bajo rendimiento escolar: una mala ortografía o una baja velocidad y comprensión lectora, confunden letras y se saltan palabras, les cuesta memorizar textos o reproducir en su libreta lo que hay escrito en la pizarra.
Muchos de estos problemas pueden estar relacionadas con una disfunción acomodativa, problemas de coordinación entre ambos ojos, ambliopía, estrabismo, trastorno perceptivo para procesar la información del entorno, entre otros; de ahí la importancia de realizar una buena anamnesis antes de comenzar a realizar los diferentes exámenes optométricos para determinar la causa y poder indicar una terapia visual individualizada.
La terapia visual es un proceso no invasivo que ha sido usada durante años sin criterios consistentes para su prescripción, por lo cual tuvo sus detractores, ya que no existían estudios serios ni con bases científicas. Sin embargo, actualmente existen bases científicas que avalan su uso en diferentes anomalías de la visón binocular, lo que se refleja en numerosos artículos originales y ensayos clínicos.
Se determina que se puede realizar la terapia visual a partir de los 5 o 6 años cuando el niño pueda comprender las instrucciones dadas por el terapeuta especialista de la vista.
Sin embargo, esta es para todas aquellas personas que deseen optimizar el funcionamiento y el rendimiento de su sistema visual para conseguir una visión más eficiente. El entrenamiento visual ayuda a completar el proceso normal de desarrollo del sistema visual, en especial en niños y adultos jóvenes que utilizan la visión cercana frecuentemente.