Al hablar de salud ocular, existen muchas condiciones y padecimientos que pueden significar un riesgo para nuestra visión, como lo son la miopía, cataratas, astigmatismo y otras enfermedades comunes. Sin embargo, quizá ninguna representa una amenaza tan grave como lo es un glaucoma, el cual es una de las principales causas de ceguera a nivel mundial.
Este padecimiento se trata de una de las condiciones más delicadas que puede presentar una persona con respecto a su salud ocular, por lo que es imprescindible saber a detalle de qué se trata, qué la causa y cómo la podemos detectar a tiempo para solicitar atención médica especializada.
Por ello, en Quitateloslentes.com te contamos todo lo que necesitas saber sobre este y otros problemas de la vista que puedes atender en nuestra clínica especializada con más de 17 años de experiencia en el país.
Se denomina como glaucoma a un grupo de afecciones oculares que generan un daño en el nervio óptico, el cual es el responsable de transmitir la información que percibe nuestro ojo al cerebro y cuya salud es indispensable para el sentido de la vista.
El daño denominado glaucoma generalmente se produce por una presión en el ojo más alta de lo normal (hipertensión ocular), la cual puede generarse por diversas causas como ya lo hemos mencionado en un artículo posterior.
Este padecimiento se trata de una de las principales causas de ceguera en las personas mayores de 60 años, aunque puede presentarse a cualquier edad.
Ya que no se puede recuperar la pérdida de la vista a causa de un glaucoma, es imprescindible acudir a exámenes oculares periódicos que incluyan mediciones de la presión intraocular para poder detectar este problema en las etapas iniciales y recibir un tratamiento adecuado.
Si se logra diagnosticar el glaucoma en una etapa temprana, la pérdida de la vista se puede retardar o prevenir. Generalmente este padecimiento requiere de tratamiento de por vida.
Existen diferentes tipos de glaucomas que se clasifican por sus características y causas, como lo son:
Existen diversos síntomas que pueden ser señal de un glaucoma o que se está generando demasiado presión ocular que puede comenzar a dañar el nervio óptico. Entre estos síntomas debemos estar atentos a:
Como lo mencionamos previamente, el glaucoma es una consecuencia de una lesión en el nervio óptico causada principalmente por el aumento de presión dentro del ojo. A medida que este nervio se deteriora gradualmente, aparecen puntos ciegos en el campo visual. Por motivos que los médicos no comprenden en su totalidad, esta lesión en el nervio suele relacionarse con un aumento de presión en el ojo.
Nuestros ojos producen humor acuoso constantemente y a medida que fluye nuevo humor acuoso dentro del globo ocular, debe drenarse por ende la misma cantidad. El fluido se drena a través de un área llamada ángulo de drenaje. Este proceso mantiene la presión en el ojo (llamada presión intraocular o IOP por sus siglas en inglés) de forma estable.
No obstante, si el ángulo de drenaje no funciona de forma adecuada, el humor se acumula, generando una presión interior en el ojo, lo que a consecuencia termina dañando el nervio óptico que conecta el ojo con el cerebro.
Muchas veces el glaucoma es hereditario, ya que algunos estudios han identificado, en algunas personas, genes vinculados con una presión ocular alta y con una lesión en el nervio óptico.
Cualquier puede padecer un glaucoma en cualquier etapa de su vida, sin embargo, los factores de riesgo más señalados son:
Si bien, no hay una receta o tratamiento como tal para prevenir la aparición de un glaucoma, lo mejor es estar atentos y prevenir el desarrollo de esta enfermedad acudiendo a revisiones constantes para descartarla.
Toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
Acude de inmediato a emergencias o al consultorio del especialista de la vista (oftalmólogo) si experimentas algún síntoma de glaucoma de ángulo cerrado agudo, tales como dolor de cabeza intenso, dolor en los ojos y visión borrosa. Esto es determinante y puede salvar tu vista o prevenir que se deteriore más.
La única manera segura de diagnosticar glaucoma es realizando un examen ocular completo. Una prueba de glaucoma que sólo verifique la presión en el ojo no es suficiente para detectarlo, por lo que durante un examen de glaucoma, su oftalmólogo debe:
Actualmente existen diversas formas de tratar un glaucoma para prevenir que este siga afectando la vista o amenace con causar una ceguera total en uno o ambos ojos:
Por lo regular, el glaucoma se controla con gotas especializadas para los ojos. Estas gotas que se deben colocar a diario, disminuyen la presión en el ojo. Algunos de estos medicamentos lo hacen reduciendo la cantidad de fluido acuoso que produce el ojo. Otros disminuyen la presión ayudando a que el fluido atraviese mejor el ángulo de drenaje.
Existen 2 tipos principales de cirugías láser de ojos para el tratamiento del glaucoma. Ambas ayudan a que el humor acuoso se drene del ojo, disminuyendo la presión.
Estos procedimientos usualmente se realizan en el consultorio del oftalmólogo o en centros quirúrgicos ambulatorios.
Cirugía láser recomendada para personas con glaucoma de ángulo abierto, la cual puede realizarse en lugar de prescribir medicamentos o en adición a estos. En esta el oftalmólogo utiliza un rayo láser para hacer que el ángulo de drenaje funcione mejor. De esta manera el humor acuoso fluye adecuadamente y la presión intraocular disminuye.
Este procedimiento es para personas que sufren de glaucoma de ángulo cerrado. El oftalmólogo utiliza un rayo láser para crear un pequeño orificio en el iris. Este orificio ayuda a que el humor acuoso fluya al orificio de drenaje.
También el glaucoma puede ser tratado con cirugías convencionales con bisturí, como lo son:
En este procedimiento, su cirujano de ojos crea un pequeño pliegue en la esclerótica (la parte blanca del ojo). También creará una burbuja (como un bolsillo) en la conjuntiva llamada ampolla de filtración. En general, se encuentra oculta debajo del párpado superior y no puede verse. El humor acuoso se podrá drenar del ojo a través del pliegue e ingresará a la ampolla. En la ampolla, el fluido es absorbido por el tejido alrededor del ojo y así se disminuye la presión.
Para algunas personas con ángulo estrecho, la remoción del lente natural del ojo puede bajar la presión ocular. Cuando existen ángulos estrechos, el iris y la córnea están muy cerca el uno del otro. Esto puede cubrir (bloquear) el canal de drenaje del ojo. La remoción del lente ocular mediante una cirugía de catarata crea más espacio para que el fluido salga del ojo y se reduzca la presión.
Sin duda alguna, el mayor de los riesgos de no acudir a tiempo a una revisión con el oftalmólogo cuando se detectan alguno de estos síntomas o de no acudir nunca es la pérdida total de la visión en el ojo, lo cual representa un grave problema para la calidad de vida y salud del paciente.
Esta pérdida de vista por daño en el nervio óptico es total e irreversible en casos que no son tratados, por lo que es completamente indispensable acudir lo antes posible con un experto apenas se detecten los síntomas.