Los cuidados postoperatorios tras una cirugía refractiva láser son pocos y fáciles de realizar. Por lo general, y siempre siguiendo las indicaciones de su médico, después de tres semanas el paciente podrá retomar su actividad deportiva con total normalidad, así como el resto de actividades, como el trabajo y las actividades de ocio.

Y, todo ello, sin las limitaciones impuestas por las gafas o lentillas. Sigue leyendo y te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.

¿Qué es la cirugía refractiva?

La cirugía refractiva es el nombre general con el que se engloban un conjunto de técnicas que tienen como finalidad corregir los defectos refractivos del ojo para que el paciente pueda desarrollar sus actividades sin necesidad de usar gafas y lentillas.

Este tipo de cirugía permite corregir los siguientes problemas de la vista:

Este tipo de operaciones normalmente se realizan con técnicas láser. Son mínimamente invasivas y, generalmente, el paciente está recuperado después de dos o tres semanas.

¿Qué molestias puede tener el paciente después de la operación?

Durante este período, el paciente puede sufrir unas molestias mínimas durante algunos  días. Lo más habitual es que presente las siguientes molestias durante el postoperatorio:

  • Sensación de arenilla dentro del ojo.
  • Enrojecimiento del ojo.
  • En algunos casos, pequeños derrames oculares.

Estas molestias irán desapareciendo por sí solas a medida que avancen los días. Para ello, el paciente también deberá seguir una serie de recomendaciones facilitadas por su médico.

 

¿Qué cuidados postoperatorios conlleva la cirugía refractiva láser?

Los cuidados que los pacientes recién operados de la vista con láser deben guardar durante las  primeras 24 horas después de la operación son los siguientes:

  • Utilizar gafas de sol al salir de la clínica.
  • Descansar en casa durante unas horas.
  • No realizar ningún esfuerzo físico, movimientos bruscos ni actividades peligrosas para evitar traumatismos.
  • Limpiarse muy suavemente las secreciones externas de los ojos con una gasa, siempre utilizándola por debajo de las mejillas.
  • Seguir el  tratamiento con colirios prescrito por el oftalmólogo que normalmente incluye un colirio antiinflamatorio (para evitar molestias e inflamaciones) y un colirio antibiótico (con el objeto de evitar posibles infecciones). También se suelen emplear lágrimas artificiales para mantener el ojo hidratado.
  • No frotarse el ojo operado, aunque se tenga sensación de cuerpo extraño.
  • No bañarse en la playa o  la piscina.
  • Evitar forzar la vista leyendo, viendo la televisión o usando el ordenador, el móvil o la tablet.

Después de una o dos semanas, el paciente tiene que ir volviendo progresivamente a su actividad habitual, sin más precauciones que evitar traumatismos, acudir a las revisiones indicadas y seguir el tratamiento.

¿Puedo hacer deporte tras la operación?

Por supuesto, pero siempre a partir de los quince días o tres semanas después de la intervención, y siempre siguiendo la indicaciones del oftalmólogo.

En este sentido, es importante que el paciente esté plenamente recuperado antes de volver a realizar actividades que puedan suponer un riesgo para la vista a causa del movimiento que implican o los posibles traumatismos que pueden producirse. El deporte es una de estas actividades, por lo que el médico recomendará el momento adecuado para retomar la actividad con normalidad y seguridad.

¿Tengo que limitar mis actividades deportivas?

Al contrario, precisamente, después de la operación podrás practicar el deporte que quieras, incluidas las actividades acuáticas y los deportes de contacto, cuando el médico considere que estás preparado.

En este sentido, una de las grandes ventajas que tiene operarse de la vista es que podrás realizar deporte (y otras actividades) sin las molestias y limitaciones que implican las gafas o las lentillas.

¿Se deben usar gafas de sol en el exterior?

Por último, cabe recordar que todas las personas, operadas de la vista o no, deben usar lentes protectoras para protegerse del sol, el reflejo de la nieve o los traumatismos que pueden producirse en ciertos deportes, como esquí, el ciclismo o el motociclismo, entre otros.

Estas gafas protectoras deben estar homologadas y fabricadas en material resistente a los impactos, como el policarbonato, así como adaptadas a cada actividad deportiva. En el caso de los deportes de mayor riesgo, es recomendable que la forma de estas gafas garantice una protección frontal y lateral.