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Sin duda alguna el embarazo se trata de uno de los procesos más especiales y emocionantes por los que puede pasar una mujer (si es que desea tener hijos), pues el hecho de estar procreando una vida nueva dentro es algo inigualable y que no se puede describir a palabras de millones de madres en todo el mundo.
No obstante, también es un proceso bastante complicado, cansado y difícil de sobrellevar, pues los cambios físicos, hormonales, psicológicos y más, los cuales son drásticos y evolucionan en semanas, pueden ser apabullantes.
El embarazo no sólo produce aumento de peso, cambios en ciclos, alimentación y hormonales, sino que todo esto como consecuencia puede tener repercusiones en la salud, musculatura, en la piel, músculos y también en la vista.
En la cuestión óptica es común que se presenten alteraciones visuales causadas por cambios en la córnea, presión ocular, humectación y más factores que terminan por generar problemas visuales como la miopía.
Derivado de esto, una duda muy común que surge entre las mujeres es si es posible realizarse una operación láser durante el embarazo y qué riesgos o contraindicaciones tiene esto.
Para responder esta pregunta de una vez por todas y acabar con los mitos, en Quitateloslentes.com te contemos todo lo que necesitas saber de este tema.
La operación láser durante el embarazo o cirugía refractiva NO está recomendada para las mujeres, pues a pesar de que como tal, no supone un riesgo para la salud de la madre o del bebé, lo que si es que su eficacia puede no ser la deseada.
Esto se debe a que la visión de una mujer sufre muchos cambios durante el embarazo, pues puede incrementar su graduación, desarrollar miopía u otro tipo de alteraciones de refracción.
Esto hace que sea inestable la graduación y condición de la salud visual, y por supuesto, uno de los principales requerimientos para que se realice una cirugía de láser es que el paciente sea estable.
Si la vista está propensa a cambiar constantemente, es posible que los resultados no sean los deseados o que cambie la graduación de la mujer después de dar a luz, lo que haría necesaria otra intervención o pequeños ajustes.
Por ello lo más recomendable por oftalmólogos expertos es que la operación láser durante el embarazo no se realice, y mejor se espere a que pasen unos 6 meses después del alumbramiento cuando la vista ya debe estar estabilizada.
De igual forma, no es recomendable recurrir a una opción láser durante el embarazo si los problemas de la vista surgen a partir de este, pues es muy probable que después de la gestación, la capacidad visual regrese a la normalidad.
Es de cierta forma común que durante el embarazo las mujeres experimenten ciertos cambios o alteraciones en su visión debido a los cambios hormonales, físicos y psicológicos que este complejo proceso implica.
No obstante la mayoría de estas alteraciones visuales son generalmente reversibles, por lo que es de esperarse que unas semanas después de haber dado a luz al bebé, los problemas habrán desaparecido en su totalidad.
Entre los casos más comunes están las mujeres que sufren síndrome de ojo seco como consecuencia de los cambios hormonales. Este padecimiento ocasiona molestias, irritación o picores en los ojos. Además puede llegar a impedir el uso de lentes de contacto, pues la resequedad hace muy molesto e intolerante el contacto o roce del lente con el globo ocular, por lo que un oftalmólogo puede recomendar gotas en casos leves o el uso de gafas en casos más serios.
También el engrosamiento de la córnea puede variar su curvatura y causar cambios refractivos. Hay estudios que vinculan los problemas refractivos durante el embarazo con pequeños edemas corneales que desaparecen unas semanas después del alumbramiento.
También experimentar cambios en la graduación, como un aumento de la miopía, es algo bastante común entre las mujeres durante el embarazo, pues a medida que pasan los meses de gestación comprueban que les cuesta un poco más ver bien de lejos, lo que debe siempre ser comprobado por un oftalmólogo para determinar el grado de miopía y si es necesario el uso de lentes.
También las mujeres embarazadas pueden experimentar cierto de grado de nictalopía, es decir, la mujer embarazada puede tener dificultad para ver bien en condiciones con poca luz, un problema que puede estar ligado a la falta de vitamina A. Por tanto, si una mujer tiene ciertos problemas visuales para ver al atardecer o por la noche y además sumamos un posible incremento de la miopía, el resultado es que muchas no se sienten seguras al realizar determinadas actividades como conducir por la noche.
Es normal que ocurran diversos cambios físicos y en la calidad de la vista o se presenten padecimientos ópticos por el embarazo derivados de cambios hormonales, físicos, psicológicos, químicos y más en las mujeres.
Algunos de los cambios más habituales que se producen en el ojo durante el embarazo y el período de lactancia son los siguientes:
Para las mujeres embarazadas existen ciertos riesgos para su calidad visual durante el embarazo y alumbramiento si padecen diabetes o tienen una alta graduación. Estos casos necesitan especial atención y seguimiento. Las mujeres con retinopatía diabética se exponen un mayor riesgos de agudizar su enfermedad. La que tienen altas miopías también se exponen un mayor riesgo de desprendimiento de retina, o si lo han sufrido se podría agravar en el alumbramiento y quizás sea recomendable el uso de epidural.