Córnea gruesa: ¿Qué es y cuáles son los riesgos?

La córnea es probablemente una de las capas más famosas y mencionadas del ojo, la cual juega un papel fundamental en la protección de nuestro globo ocular y en la capacidad de refracción de la luz, la cual debe encontrarse en excelente estado para que podamos tener una visión nítida y adecuada.

No obstante, al ser el “primer filtro” del ojo, esta también se encuentra susceptible a daños causados por accidentes, golpes, agentes externos y a enfermedades o condiciones degenerativas que pueden terminar no sólo dañando esta capa, sino a toda nuestra capacidad visual.

Uno de estos problemas es la llamada córnea gruesa, padecimiento que se presenta cuando las capas de esta sección tienen mayor espesor de lo común, lo que genera formas o curvaturas que pueden afectar nuestra visión y desarrollar otros problemas oculares.

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¿Qué es la córnea gruesa?

La córnea se trata de la estructura externa y una de las más importantes para la óptica del ojo, la cual es responsable de la protección del contenido intraocular y del poder dióptrico para refractar los rayos de luz que ingresan al ojo, pudiendo enfocar las imágenes y proporcionar una visión nítida.

La córnea se trata de una membrana transparente que tiene el objetivo de permitir el paso de luz dentro del globo ocular. Por ello, es necesario que sea avascular y de ahí la importancia de mantener este tejido siempre en excelente estado.

El espesor o grosor corneal es un parámetro que varía mucho en las personas dependiendo de su edad, sexo, raza o inclusive que puede variar debido a condiciones climáticas, atmosféricas y más. Es indispensable conocer el grosor corneal, pues nos permitirá hacer un buen diagnóstico en la valoración de patologías que afectan a nuestro sistema visual, así como en las intervenciones de cirugía refractiva es determinante conocerlo para determinar si un paciente es candidato a la intervención.

Generalmente la córnea tiene una forma ovalada. Por lo regular, la zona central de la córnea presenta un grosor de unas 540 micras y la periferia entre 600 y 700 micras.

¿Cuál es el espesor corneal normal?

Como lo mencionamos previamente, el espesor corneal varía de persona a persona, inclusive, algunos estudios demuestran que nuestro propio grosor corneal puede variar durante el día. No obstante, podemos decir que la córnea de un ojo adulto, como referencia general, suele estar entre 540 y 560 micras en la zona central y entre 660-700 micras en la periferia.

En este sentido, se ha demostrado que el ambiente o determinados factores externos que puedan afectar a la calidad de la película lagrimal y, por tanto, que produzcan ojo seco, también causen un espesor corneal menor en este tipo de personas.

¿Cuál es un espesor corneal alto?

Por encima de 540 o 600 micras (dependiendo el paciente) en la región central, se puede considerar como córnea gruesa, lo cual, no es como tal un problema a menos que las condiciones pueden propiciar una mayor presión intraocular o inclusive un glaucoma.

¿Cómo se mide el espesor corneal?

El espesor de la córnea se mide a través de la técnica de la paquimetría, la cual se trata de una exploración diagnóstica sencilla e indolora que realizan los oftalmólogos con un paquímetro en consulta para que el oftalmólogo obtenga información sobre el grosor de la córnea.

Este examen de medición del grosor de la córnea es bastante rápido para ambos ojos y no produce ningún tipo de molestia al paciente. Además ofrece información bastante precisa para diagnosticar ciertas enfermedades corneales, decidir si un paciente es apto o no para una cirugía refractiva, así como una de las rutinarias para el diagnóstico de glaucoma.

¿Cuáles son los riesgos de la córnea gruesa?

En casos más complejos y en conjunto con otras enfermedades o padecimientos, una córnea gruesa puede llegar a influir en el desarrollo de padecimientos oculares como:

  • Hipertensión ocular
  • Glaucoma
  • Distrofias corneales
  • Edema

La medición del grosor de la córnea también es fundamental para medir correctamente la presión intraocular (PIO), un factor básico en el diagnóstico certero y preciso del glaucoma es el grosor de la córnea de cada paciente.

Esto ocurre porque el grosor corneal puede alterar los resultados del PIO de la siguiente forma: dar una presión intraocular más alta de lo que realmente es en pacientes con córnea gruesa y al revés, ofrecer unos resultados más bajos de los verdaderos en personas con córneas delgadas.

El grosor corneal es importante porque puede alterar una lectura de la presión intraocular, pudiendo llegar a provocar que el oftalmólogo inicie un tratamiento por una condición que puede no existir realmente o, contrariamente, retrasar el inicio de las medidas necesarias para el tratamiento de algún padecimiento del ojo.

Siempre es riesgoso tener una córnea gruesa?

No, tener una córnea gruesa no siempre resulta ser un motivo de riesgo o preocupación, pues actualmente se sabe que existen diferentes factores que pueden provocar un cambio en el grosor de la córnea sin ser necesariamente patologías, como lo pueden ser:

  • Ambiente, provocando ojo seco que disminuya el espesor corneal.
  • Edad, siendo el grosor mayor en pacientes jóvenes./li>
  • Sexo, mayor en varones./li>
  • Área geográfica, presentando la población afroamericana un grosor menor a la raza blanca y la asiática inferior a la caucásica. /li>
  • Enfermedad diabética del ojo./li>

De hecho, de acuerdo a diversos estudios realizados en los últimos años, se ha comprobado que el espesor corneal puede cambiar incluso a lo largo del día.

Existen patologías, en cuyo diagnóstico es fundamental la medición del espesor corneal ya que puede alterar parámetros característicos de enfermedades como el glaucoma. El valor de la presión intraocular puede ser sobreestimado en pacientes con córneas gruesas o subestimado en aquellos con córneas delgadas. Por lo tanto, realizar pruebas complementarias como la paquimetría o campimetría es imprescindible en cualquier tipo de consulta con el fin de detectar precozmente patologías visuales y poder iniciar correctamente el tratamiento correspondiente.

También es importante mencionar que es necesario un suficiente grosor corneal para poder realizar algunas de las cirugías refractivas láser de miopía, hipermetropía y astigmatismo, pues algunas técnicas como de operación láser como la técnica Lasik, moldea la curvatura de la córnea adelgazando o curvando su espesor. Por lo que, necesitamos saber su valor para determinar si es apto o no, ya que para pacientes con córneas delgadas, someterse a este tipo de cirugías puede representar un riesgo de daño a la córnea.

Si este fuera el caso, también existen otras cirugías para pacientes con córneas muy finas, como son las lentes intraoculares (ICL), cuyos resultados de calidad visual son excelentes.

¿Cómo se relaciona la córnea gruesa y la cirugía láser?

Tener la córnea gruesa o, mejor dicho, con un espesor mayor que la media no tiene por qué necesariamente ser un problema o una amenaza para la salud visual. Es más, es incluso positivo para poder realizar con mayor seguridad una cirugía refractiva, ya que en este tipo de intervenciones la acción del láser adelgaza un poco la córnea según las dioptrías que se pretendan eliminar.

Aunque es preciso estudiar cada caso de forma individual, por lo general se considera que, para poder eliminar completamente entre 8-9 dioptrías mediante una intervención con láser, es necesario que el grosor de la córnea sea de entre 520-600 micras. Para miopía y otros defectos refractivos más bajos (de entre 3 a 6 dioptrías) dicho espesor debería estar entre las 490 y 530 micras. El poder realizar o no la cirugía depende también de otros factores que deben ser analizados por el oftalmólogo durante una primera consulta.

¿Qué es la córnea y para qué sirve?

La córnea se trata de la capa externa del ojo, la cual es transparente, curvilínea y actúa como la primera lente que encuentra la luz cuando penetra en nuestro globo ocular, siendo esta la encargada de la refracción de los rayos de luz pero también de proteger al resto del globo ocular del contacto con agentes externos.

Para la correcta función de la córnea ésta debe mantenerse transparente y es necesario que posea una curvatura adecuada de modo que cumpla unas buenas propiedades ópticas de refracción.

La córnea cumple funciones defensivas frente a traumatismos e infecciones protegiendo al ojo de gérmenes y otros factores externos de riesgo. Muchas enfermedades adquiridas o congénitas le afectan. Por tanto, la córnea ayuda a proteger fundamentalmente la órbita ocular, el párpado, las lágrimas y la esclerótica (la parte blanca del ojo).

Además de la transparencia de la córnea depende la capacidad visual de cada persona por eso podemos considerar a la córnea como la primera lente del sistema óptico de nuestros ojos, ya que una deformidad o falta de transparencia causará una mala imagen en la retina. Por tanto, una de sus principales funciones es el enfoque de las imágenes adaptándose a la visión cercana y lejana.

Publicado por

José Arturo Espinosa Ballesteros

Médico Cirujano, egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara Cirujano Oftalmólogo, egresado del CMN La Raza Adiestramiento en la subespecialidad de Cirugía de Retina y Vitreo.

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