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Se denomina como úlcera corneal o queratitis a un tipo de herida abierta en la córnea, la cual se trata de la estructura del ojo que cubre al iris y la pupila, siendo la principal membrana de protección y que también tiene labores refractivas.
Estas heridas en el ojo pueden provocarse por causas como el uso de lentes de contacto, infecciones bacterianas, fúngicas, bacterianas o traumatismos. De igual forma la resequedad u otros factores de salud las pueden desencadenar.
Antes de profundizar más en el tema de la úlcera corneal, es fundamental que comencemos por comprender lo que es esta estructura, su importancia, función y por qué es qué se debe de reemplazar en ciertos casos clínicos.
La córnea se trata de una estructura del ojo, constituyendo una membrana traslúcida que permite el paso de la luz exterior al interior del ojo y cuya función es proteger el cristalino y el iris, además de otras estructuras oculares.
La córnea, en conjunto con la cámara anterior y el cristalino, también tiene la función de refractar la luz, teniendo un poder de aproximadamente 43 dioptrías, siendo elemental para el poder de enfoque del ojo.
La córnea es un tejido altamente diferenciado para permitir la refracción y la transmisión de la luz. Su forma consiste básicamente en una lente cóncavo-convexa con una cara anterior, en contacto íntimo con la película lagrimal precorneal, y otra cara posterior, bañada por el humor acuoso. Estas relaciones permiten a la córnea carecer de vascularización, pues estos líquidos son los máximos responsables de mantener sus requerimiento fisiológicos. El grosor alcanza casi 1 mm en la periferia y es algo mayor de 0,5 mm en la zona central.
Las úlceras de córnea pueden generarse por diversos factores o padecimientos en el ojo y los párpados, como lo son:
Las infecciones o úlceras corneales también pueden ser causadas por:
Los traumatismos oculares son una de las causas más comunes de úlcera en la córnea. Tanto los golpes como la penetración de cuerpos extraños en el ojo pueden ocasionar la aparición de queratitis o proporcionar las condiciones propicias para el crecimiento de bacterias y otros microorganismos perjudiciales.
Otros factores de riesgo son:
Los síntomas más comunes de una úlcera corneal son:
Las personas con mayor riesgo de padecer de una úlcera corneal o queratitis son todas aquellas que:
Ante esto, todas aquellas personas que hacen uso de lentes de contacto, es fundamental que los manipulen, los guarden y los limpien con seguridad, para disminuir el riesgo de una úlcera de la córnea. Seguir todas las recomendaciones de salud y seguridad externadas por el oftalmólogo es indispensable para disminuir los riesgos de este padecimiento.
Es necesario que acuda al oftalmólogo de manera inmediata si cree que puede tener una úlcera corneal o si experimenta cualquier síntoma ocular que le preocupe. Las úlceras corneales pueden dañar de manera severa y permanente la visión y, si no se tratan, provocar incluso la ceguera.
Para diagnosticar la queratitis o cualquier otro padecimiento del que se sospeche, el oftalmólogo usará un contraste especial llamado fluoresceína para destacar cualquier daño en la córnea. Posteriormente, examinará la córnea con un microscopio especial llamado lámpara de hendidura. El examen con lámpara de hendidura le permite al oftalmólogo ver el daño en la córnea y determinar si tiene una úlcera.
Si el oftalmólogo cree que la úlcera de la córnea fue causada por una infección, puede que tome una muestra pequeña de tejido. El análisis de esta muestra ayuda a identificar y tratar adecuadamente la infección.
Los tratamientos de elección suelen ser las gotas antibióticas, antifúngicas o antivirales. En algunos casos, el oftalmólogo puede prescribir comprimidos antifúngicos. En otros, la aplicación de una inyección de medicamentos en la zona ocular puede ser necesaria.
También se pueden prescribir gotas antiinflamatorias una vez la infección haya mejorado o desaparecido para ayudar a disminuir la hinchazón y prevenir la cicatrización. Para reducir el dolor, el oftalmólogo puede recetar medicación por vía oral.
Cuando la infección desaparece y la úlcera se ha curado tras el tratamiento con medicación, a veces queda una cicatriz importante. Otras veces, es posible que una úlcera no pueda tratarse con medicación. En dichos casos, es necesaria una intervención quirúrgica conocida como trasplante de córnea para mejorar la visión. En un trasplante de córnea, se sustituye la córnea dañada por una córnea sana de un donante.