La catarata es una patología visual muy frecuente, especialmente en personas mayores de 50 años, que consiste en una opacidad del cristalino del ojo (órgano transparente situado entre el iris y el humor vítreo que nos permite enfocar los objetos).
Existen diversas clases de cataratas, siendo una de ellas la conocida como catarata subcapsular posterior.
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La catarata subcapsular posterior es un tipo de catarata que se caracteriza por afectar a una zona concreta del cristalino y no a todo el cristalino en su conjunto. En concreto, en el caso de la catarata subcapsular posterior, la zona afectada está formada por las fibras del cristalino más próximas a la cápsula posterior.
Este tipo de catarata suele afectar a personas más jóvenes que en el caso de las cataratas convencionales. Sus primeros síntomas suelen presentarse como visión borrosa en la zona central del campo visual, y evolucionan de forma relativamente rápida, limitando sobre todo la visión de cerca.
Dependiendo de dónde se localice la catarata en el cristalino, podemos distinguir los siguientes tipos de cataratas:
Cuando el cristalino se va volviendo opaco y aparecen las cataratas, los principales síntomas que notaremos serán los siguientes:
Los síntomas más específicos de la catarata subcapsular posterior y que la diferencian de otros tipos son los siguientes:
Los principales factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que una persona sufra cataratas de cualquier tipo son los siguientes:
Las cataratas constituyen una de las principales causas de ceguera en el mundo. Aunque esto se circunscribe a los países menos desarrollados, puesto que, con el tratamiento adecuado, prácticamente cualquier tipo de catarata tiene solución.
A medida que la opacidad del cristalino aumenta con el paso del tiempo, se hace necesario recurrir a una intervención quirúrgica.
La operación de cataratas es una cirugía segura y con un nivel de éxito muy alto. Se realiza bajo anestesia local y con unos tiempos de recuperación muy cortos.
En esta operación, el cirujano sustituye el cristalino afectado por una lente intraocular adaptada a la graduación del paciente. De hecho, se calcula que 9 de cada 10 pacientes consigue recuperar la misma capacidad visual que tenía antes de presentar los síntomas de las cataratas.
Además, gracias a esta operación, también se pueden corregir otros problemas visuales asociados a la edad como, por ejemplo, la presbicia o vista cansada si se implanta la lente adecuada.
El cristalino actúa como si fuese una lente biconvexa que, gracias al músculo ciliar, es capaz de modificar su espesor y curvatura, variando automáticamente la potencia refractiva y, de esta forma, permitirnos ver con nitidez desde todas las distancias: cortas, medias y largas.
Con el paso del tiempo, el cristalino se va deteriorando y aparecen enfermedades asociadas a la edad: